sábado, 27 de junio de 2009

LA ASESINA DE BISBAL

Después de un eterno mes de exámenes, retomo las publicaciones en este blog... ¡No, no ha muerto! Lo que hoy os dejo es un cuento kantiano. Podéis pensar que soy una friki. Lo siento, no está escrito por mí. Yo sólo lo publico. Barry's copyright! En realidad es divertido. Sobre todo si es una historia improvisada en un par de minutos, en La Pecera, un lunes a las siete de la tarde, después de cinco días estudiando sólo Kant.




Érase una vez una KÁNTabra que iba con su KÁNTaro en la cabeza, por el camino de la KANTera, hacia la fuente. A la vuelta, le salión al paso un KANTante (David Bisbal), que le dijo: "Por favor, ¿puedes llenar mi KANTimplora de agua? Es que me he comido un taco muy piKANTe y me muero de sed. Tengo la lengua como papel seKANTe".

La buena mujer aldeana, aunque prefería a la KANTautora Rosana, accedió. Pero la mala fortuna hizo que se tropezara con un KANTo rodado, y al perder el equilibrio, empujó a Bisbal. Éste retrocedió, y acabó cayendo por un aKANTilado.

"¡MeKANTchis!" dijo la buena mujer, "un triunfito menos en el mundo". Y él gritó desde abajo, más muerto que vivo: "¡Con gente como usted, no necesito ataKANTes!".

Y murió.

Colorín, colorado, este KANTiano cuento se ha acabado.

jueves, 4 de junio de 2009

Cosas raras...



Una taza puesta del revés. Los pies hundidos en el barro. Las esquinas de los libros desgastadas por no ponerles forro. Los cuadros sin colgar. Un pendiente desparejado. Los agujeros en las medias. El moho que sale en el queso. Una flor rota. El boli Bic que está a punto de gastarse y rasca el papel al escribir. Una bombilla que parpadea.


Hay una lista de cosas que me producen una extraña sensación. Una mezcla de inquietud, misterio, incertidumbre y angustia. ¿O será aprehensión? No lo sé, la verdad es que no consigo definir la sensación. Puede que algún día encuentre el término que les corresponde.

Mientras tanto son, simplemente, raras. Y pienso que todo el mundo tiene las suyas. O a lo mejor no.